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15 abril, 2025Todos tenemos ocupaciones y las mismas 24 horas del día para llevarlas a cabo ¿No te alcanza el tiempo para realizar tantas tareas? Esto es lo que debes saber.
Cada vez es más común escuchar expresiones como: “Tengo la cabeza llena de cosas” o “No te puedo atender porque estoy muy ocupado(a).” Y, si bien esto no es necesariamente falso, muchas veces es una forma de camuflar la dificultad para administrar el tiempo y priorizar los asuntos pendientes, de modo que podamos manejar la presión sin tensión.

Vivimos en un constante caos y, entre más responsabilidades adquirimos (trabajo, matrimonio, hijos, cuidado de algún familiar, etc.), mayor es la dificultad para atenderlas adecuadamente. Esto puede llevarnos a desplazar alguna de ellas, lo que, a su vez, genera actos de irresponsabilidad o transmite desinterés por algo que realmente es importante.
Cuando no hemos adquirido hábitos sanos respecto al manejo del tiempo, nuestras relaciones interpersonales y nuestra salud física y mental pueden verse afectadas por los altos niveles de estrés a los que nos sometemos.
El Dr. Néstor Chamorro Pesantes, en su obra póstuma La Teoterapia y el Estrés (pág. 70), expresa:
“El estrés no es necesariamente causado por un volumen de trabajo muy grande; más bien, es causado por la forma como planeamos y manejamos el problema.”

La manera en que gestionamos nuestras múltiples ocupaciones depende de hábitos que adquirimos desde la infancia. Un ejemplo clásico es cuando a un niño se le enseñan prioridades en su rutina:
“Al llegar del colegio, primero quítate el uniforme, lávate las manos, almuerza, descansa unos minutos, haz tus tareas y, después, puedes jugar un rato.”
Este tipo de enseñanza no solo le ayuda a comprender el concepto de prioridades, sino que también le muestra cómo optimizar el tiempo.
Al seguir esta orden, el niño evita la preocupación de darse cuenta, a última hora, de que no hizo sus tareas por estar jugando. Además, aprende que él es el único responsable de cumplir con sus deberes. Nadie más tiene la culpa.
A los seres humanos se nos hace muy fácil culpar a los demás. Un niño que saca una mala nota en un examen podría culpar a su profesor, en lugar de asumir su propia falta de preparación.
El estrés es parte de la vida; siempre habrá múltiples asuntos por atender. Sin embargo, la clave para manejarlo está revelada en la literatura bíblica:
“Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”
(Efesios 5:16)
Nadie más es responsable de tomar esta decisión: administrar sabiamente el tiempo.
Todos tenemos múltiples ocupaciones y las mismas 24 horas en el día para llevarlas a cabo. La única manera infalible de manejar la presión sin tensión es distribuir el tiempo sabiamente, sin culpar a nadie más. Así podremos terminar nuestros días con la satisfacción del deber cumplido y no con la frustración de haber dejado muchos asuntos inconclusos, lo que solo incrementa el estrés en un ciclo interminable. La solución está a la mano: debemos asumir la responsabilidad de nuestro tiempo y gestionarlo correctamente, en beneficio propio y de los demás.
Catalina García Peña